Having left season one of Arcane on a massive cliff hanger back in 2021, it was to be expected that someone would inevitably be disappointed by the second part of the show. I vowed to avoid being this person by being as open as possible even if the plot took a turn I didn’t expect.

However, my efforts were in vain. By the end, a feeling of emptiness prevailed above anything else, and not just because I realised it was the end of an era, but because…well, it genuinely just wasn’t as good.

The result of six years of production that was season one was as close to perfection as I am able to comfortably claim. So perhaps it is unfair to hold the same expectations for a season that got half the amount of production time, and which was reportedly butchered by Netflix to cut key scenes in favour of shorter episodes.

Which is a great shame, since most of the ideas and plot points for this season were fascinating – what fails is the pacing. Everything feels rushed and abrupt, to the point that what should be emotionally wrenching moments instead become numb and dull, because this is the fifth big plot twist in the last twenty minutes so your brain has given up on processing anything.

However, despite these tragic faults – which seem to have been out of the control of the creators –, I still believe Arcane to be one of the most original and groundbreaking shows of our time. I urge readers to set aside any bias they may have towards animation and video game adaptations, for in return you will receive a cinematographic masterpiece in the first part, as well as a slightly worse, yet still worthy of praise finale.

SPANISH VERSION:

Arcane, Segunda Temporada: Lo que pudo haber sido

En vista del suspense con que acabó la primera temporada de Arcane en 2021, era de esperar que alguien acabara decepcionadx con la segunda parte. Traté de no ser esta persona estando abierto a cualquier desarrollo de la trama, aunque fuera algo que no me esperara.

Sin embargo, mis esfuerzos han sido en vano. Al terminar de ver la serie, prevalecía un sentimiento de vacío, y no solo porque me daba cuenta de que se trataba del final de una era, sino también porque… simplemente era peor que la primera.

La primera temporada, resultado de seis años de producción, es lo más cercano a la perfección que me atrevo a asignar a una serie. Tal vez sea injusto mantener las mismas expectativas para una segunda parte que se hizo en la mitad del tiempo y que presuntamente Netflix recortó sin piedad para que los episodios fueran más cortos.

Lo cual es una lástima, ya que la mayoría de las ideas y desarrollos argumentales de esta temporada eran fascinantes; lo que falla es el ritmo. Todo ocurre tan precipitadamente que lo que deberían ser momentos de gran desgarro emocional se vuelven sosos, porque al quinto giro de guión ocurrido en los últimos veinte minutos el cerebro ya se ha desistido de procesar nada.

Sin embargo, a pesar de estos fallos trágicos –que parecen haber escapado al control de los creadores de la serie–, sigo creyendo que Arcane es una de las series más originales e innovadoras de la actualidad. Insto al lector a dejar de lado cualquier prejuicio que tenga contra las series de animación o las adaptaciones de videojuegos: a cambio se encontrará con una obra maestra cinematográfica en la primera parte, y una culminación algo peor, aunque todavía digna de encomio.

Share this article
The link has been copied!